martes, mayo 06, 2008

12:10am

No tengo sueño, pero tampoco sé qué escribir.
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Visito el blog de un amigo y luego de dejarle un par de comentarios que intentan ser graciosos sin lograrlo, reparo en que no tengo mucho que mostrar en mi propio blog. Lleno de borradores a la mitad e ideas que no pasan de eso, se encuentra la lista de mis "posts", sin que estos últimos tengan un motivo por el qué sentirse especiales. Cada vez que termino de escribir uno de ellos una vez a las quinientas, entro corriendo al messenger para avisarle a los que considero buenos críticos (porque generalmente nunca me critican) de que acabo de colgar algo nuevo en el blog y les pido a lo Kiko que lo lean; espero ansiosamente a que se den un minuto para leerlo y mencionen algo al respecto. No sé por qué lo hago, no estoy seguro de qué opinión espero recibir, más aún cuando las cosas que escribo no suelen estar sujetas a comentarios literarios, pues son en su gran medida catársis personales que no contienen un discurso ni fin comunicacional.
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Sigo sin sueño, y todavía no sé qué escribir.

domingo, marzo 09, 2008

Yes we can

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Hay cosas que definitivamente suenan mejor en inglés. Yes we can, la frase que viene acompañando la campaña política de un candidato norteamericano es prueba de ello.
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De todas las peculiaridades sobre campañas políticas, ésta es una de las que más me ha llamado la atención. Barack Obama, senador de Estados Unidos y precandidato por el partido demócrata es un líder político que ya quisieran algunos tener en sus líneas partidarias.
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Obama, una persona que sabe dirigirse a su target, con gran habilidad discursiva, y poseedor de un carisma que convence hasta a la conocida actriz Scarlet Johanson, quien asegura fervientemente fidelidad al candidato ("My heart belongs to Barack, and that is who I am currently, finally, engaged to. Yes.")- utiliza ahora herramientas virtuales para hacer aún más impactante su discurso. No por gusto el New York Times lo ha elegido como el mejor orador en los últimos 50 años de historia política en Estados Unidos.
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El video colgado en Youtube "Yes we can" ha originado una vorágine de producciones virtuales "made by your own". Muchos seguidores del candidato aforamericano se han volcado hacia sus cámaras de video y se han puesto a improvisar acordes de guitarra, soltar algunos gallos, incluso a inventar algunos pasos de baile, con tal de poder expresar su emoción e intenciones de votar por el que ellos creen significa un verdadero cambio, convirtiéndose en una suerte de turba hipnotizada de electores que están convencidos de que "The choice in this election, is not between regions or religions or genders, is not about rich versus poor, young versus old, and it is not about black versus white. This election is about the past versus the future". (Cita: Discurso de Obama en South Carolina).
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Creo que es la primera vez que un video evidentemente político puesto en Internet, es tan bien recibido por los cibernautas (políticos y apolíticos, americanos y no americanos, demócratas o republicanos). Este resultado es un claro reconocimiento a la labor de Jesse Dylan y a Will.i.am, quienes fueron los gestores de esta producción virtual.
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Aquí, algunos videitos, producidos por los mismos electores, alzando la voz en un espacio infinito y haciendo un frente unido en medio de una contienda política que, al parecer, no se decidirá hasta el último minuto:
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-We are the ones: http://es.youtube.com/watch?v=ghSJsEVf0pU&feature=related
-Yes we can internacional: http://es.youtube.com/watch?v=-PJa3jaEVyM
-Mariachis:
http://es.youtube.com/watch?v=0fd-MVU4vtU
-La bamba:
http://es.youtube.com/watch?v=ThmONMwo3Io
-Hey There Delilah: http://es.youtube.com/watch?v=6vxUuBzYiqQ
-No más Clinton:
http://es.youtube.com/watch?v=Pd0QLNUug4I&feature=related

lunes, diciembre 24, 2007

E. Wong

Todo comenzó cuando la E de Wong desapareció de la fachada de las tiendas y de los stickers con optimismo. Ya se podía presentir que se acercaban nuevos tiempos, cambios inevitables, pero a la vez positivos, ya que uno nunca desconfiaría de alguien o algo que te ha hecho sentir tan bien. El feeling que uno sentía cuando se encontraba al interior de uno de sus locales, se quedaba impregnado en las bolsas de plástico que se llevaban a casa y luego se usaban para otros enceres.
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Las clásicas degustaciones domingueras, los hombrecitos de rojo con gorritos graciosos, teleticket, los globos aerostáticos sobre el techo y muchos detalles más, ahora, ya no tienen ningún sentido.

Hace algún tiempo, en uno de esos seminarios de publicidad, en donde uno siente que aprendió un poco, pero no sabe exactamente qué, mencionaron la palabra lovemark, y una de las empresas que merecidamente se hizo acreedora a dicha característica era E.Wong. En pocas palabras, un lovemark se describió como una marca comercial de la que uno ya no podía prescindir, pues había creado un link emocional con su mercado objetivo. Una marca que había crecido con nosotros, desde que era una humilde bodega hasta los majestuosos corsos de estos días, no podía ser otra cosa que un lovemark. Es por eso que asentí automáticamente cuando E. wong se presentó como un ejemplo digno de un lovemark peruano.

Ahora reniego de esa afirmación, la invalido totalmente y, posiblemente- ojalá que así suceda- deje de ser un lovemark para todo peruano.
¿Cómo uno puede seguir queriendo a una novia que lo traiciona por otro con más dinero? No se puede, o al menos no sería saludable hacerlo. ¿Cómo uno puede seguir considerando a Wong como suya, cuando se vende por un plato de lentejas? Los colores de ese nuevo supermercado, que no volveré a considerar E. Wong, ya no deberían ser más, los colores de la camiseta peruana, que aunque pierda mil veces, seguirá siendo nuestra, a menos que también algún día se la regalen a cualquier hijo de vecino.

Q.E.P.D
E. Wong

martes, marzo 13, 2007

La locura automática

Siempre he tenido alucinaciones. Minúsculos vistazos de acontecimientos potencialmente futuros. La verdad es que nunca ocurren, al menos casi nunca, y uno se llega a acostumbrar a esa sensación.
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Más de una vez imaginé llegar a un examen en la universidad, y encontrar el salón vacío porque el profesor había sido víctima de alguna extraña enfermedad. Ir a un concierto e imaginar fugazmente que estás al frente, ya es casi una costumbre. Y si lo anterior es casi una costumbre, lo que alucino con las mujeres que en algún momento veo pasar, es ya un verdadero hábito.
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Hoy, durante todo el día, estuve alucinando cada cierto tiempo, llegar a casa y ver en la calle, junto a la puerta del garaje, un auto estacionado para mi. Lo he estado haciendo desde ya hace varios meses, pero cada vez que mi mente comenzaba a burbujear con esa fantasía paraba en seco, porque llegaba a la conclusión de que ésa era otra más de mis alucinaciones.
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Llegué muy tarde a mi casa y, como lo había previsto, no encontré ningún auto para mí en la calle; sin embargo, vi el de mi viejo, cosa muy extraña porque siempre lo guarda adentro. Saqué las llaves del bolsillo y abrí lentamente la puerta. El encontrar el auto de mi viejo afuera, había generado un impulso abrupto en mis alucinaciones, aunque traté por todos los medios de no imaginarme nada.
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Entré a la casa y lo vi.
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No hubo reacción, al menos una que se pudiera ver. Seguí con el usual ingreso a mi casa, sin hacer ruido y directo a mi cama. Al día siguiente me levanté temprano para confirmar con mis oídos lo que mis ojos aún no podían creer. Y por fin pude sentir lo que una alucinación provoca cuando se hace realidad.

viernes, marzo 02, 2007

Muralla

Muralla de cristales
columnas inquebrantables
frías y detestables

Detrás oculto
manantial de oportunidades
secretos impensables

Envidiable poder
de aquel que tan sólo ose sortear esas murallas
y logre en el intento descubrir
lo que hay detrás de esos cristales

jueves, marzo 01, 2007

N.U.

Ojos
piel, manos y ternura

Labios
muslos, pechos y arrechura

Cuerpo
amor, sexo y locura

Mirar

Mirar cuando te mira
Mirar cuando no te mira
Mirar aún cuando no está

Mirar de lejos
Mirar de cerca
Mirar sin medir la distancia

¿Por qué diablos miré la primera vez?
Ahora, no puedo dejar de mirar

lunes, febrero 26, 2007

Fue bueno

Cuando recibí mi única libreta donde salía primer puesto. Cuando jugaba supernintendo con Hugo y tomábamos lonche comiendo pan con huevo. Cuando Hernán me consoló en su casa luego de un rato amargo. Cuando consolé a Hernán luego de otro rato amargo. Cuando Lucas habla en su auto. Cuando me comía toda la comida de la refri de Enzo. Cuando me encontré con Ramón en la cola para dar el examen de admisión. Cuando abracé a mi viejo llorando al ingresar a la universidad. Cuando besé a Ivette por primera vez en el pasadizo de los salones de los cachimbos. Cuando Bruno me escucha sin burlarse. Cuando me fui a Oxapampa con Ramón, Josecarlos y Roberth. Cuando Josecarlos me abrazó luego de que yo regalara 100 soles a un niño. Cuando Francis me abrazó 1 mes después de la muerte de José. Cuando mi abuelita me rascaba la espalda en la cocina. Cuando besé a Joanna en su fiesta de promoción. Cuando me junté con Carlos en la clase de fotografía 1. Cuando hacía trabajos con Dominguez y Estacio. Cuando veo de reojo a mi abuelo dándole propina a mi hermano. Cuando mi mamá viene en la madrugada para abrigarme y me molesto. Cuando le robé el primer beso a Jennifer en su sala. Cuando mi viejo me volvió a abrazar cuando terminé con Jennifer. Cuando volví con ella.

domingo, febrero 25, 2007

Renzo

Uniformes color rata, los transformers, los thundercats, los supercampeones, mi hermano, los años maravillosos, winnie cooper, mary, salvado por la campana, zack morris, apagones, supernintendo, luigi, recreos, uniformes color militar, faldas escocesas, mary.
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Countin crows, green day, basket case, jaime, la ley del menor esfuerzo, francis. Educación física, maná, el boldy, fulbito, el hugo. Quinceañeros, el keto, cusco, hormonas.
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Fiesta de cachimbos, el brad, examen de admisión (primera opción), nuevos amigos, viejos amigos, enemigos. Chincha, playa, ivette, primera enamorada, la primera vez, la segunda vez, el primer susto, la última vez con la primera enamorada.
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Ron cabo blanco limón, grifo, puchos, fonzi. Cusco (por 2da. vez), los patas, chichi peralta, más hormonas, el británico, joanna, el pinky, ron cartavio black, josé. Accidente de mi papá, mi accidente. Oxapampa, el team. Sábados, madrugadas, domingos, mi abuelita. Mi cama, mi prima.
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Internet, messenger, mundial francia 98, el chavo, el taco, la tía veneno, el tío bigote, pedro suárez, la casa y familia del pinky, barranco, el chifa, el hans y el cesaré, siwon.
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Villa, mi vieja, cablemágico, la pontificia universidad católica del perú, la mesas blancas de la cafeta de letras, amigos, historias, el teacher magno, bembos, cine, el apra, mi abuelo, el chanchito (bus blanco con una línea roja en el medio), el daewoo, el elos, josecarlos, el T1, los 4 suyos, más inglés, mi primer trabajo, mi segundo trabajo, mi primer amor, jennifer.

viernes, febrero 02, 2007

¿Multa?

El negro: Broder un favor, ¿conoces dónde quedan "Las Lagunas"? Peatón: Ya mira, te vas de frente, de ahi dob....
El negro: Broder, pero acércate un poco más porfa, no te escucho nada...
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Ya pasada la medianoche, mientras devoraba una hamburguesa en un lugar que ya se había ganado el nombre de "La tía Veneno", me encontré con dos de mis mejores amigos: El negro y El Hugo, acompañados por El Jean y El Roli. Esa noche fui testigo y, confieso, partícipe de una tradición que hasta ese momento había sido ajena a mis experiencias.
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Subí al auto percibiendo un ambiente de ansiedad y complicidad y, al tratar de averiguar lo que pasaba, descubrí un balde oculto entre las piernas de El Negro, que extrañamente estaba de copiloto. No acababa de asimilar lo que estaba sucediendo cuando de pronto paramos en un grifo. Hugo rompió el silencio: "Ya yo voy, me toca" (Agarró el balde y salió del auto).
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Arrancamos.
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Saliendo del grifo caminaba una pareja muy oronda por la vereda y todos al unísono (menos el Negro y yo) gritaron en voz baja: "¡Ya Negro!". El momento había llegado. "Broder un favor, ¿sabes dónde quedan "Las Lagunas"?", preguntó el Negro. El buen e ingenuo peatón se acerca para ayudarnos y dice: "Eh bueno, Las Lagunas están...". El Negro con una reacción que no sólo sorprendió al peatón, gritó: "¡¡Las Lagunas están aquí!!", mientras desaparecía hasta la última gota de agua del balde en los cuerpos de la desafortunada pareja.
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Todos reían y se mofaban mientras las llantas del auto derrapaban al huir.

sábado, diciembre 02, 2006

20''

Voces al oído, risas, besos, manos hundiéndose en recipientes de canchita como buscando una en especial, adelantos de películas buenas y malas, voces susurrándose unas a las otras, sombras inquietas que desaparecen por todos lados...
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Y luego... 20 segundos de silencio absoluto, 20 segundos de expectativa, 20 segundos de inmersión en un vacío absorbente y de deleite, que terminan en degrade con un sonido que se vuelve más alto conforme van pasando los segundos.
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Sólo ésto ya vale el costo de la entrada.

jueves, octubre 19, 2006

Tráfico

Aún faltaban dos cuadras para llegar a mi habitual paradero, pero ya se dejaba ver la cola infinita de autos, taxis y micros a lo largo y ancho de la Av. El Corregidor. Cinco minutos antes había estado haciendo la última zapeada a los noticieros y encontré en uno a Perú Inga, una mujer que postulaba para la alcaldía de la Molina y su punta de lanza era corregir el tráfico del Corregidor (vaya paradoja).
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Ella arguía que no sólo había que ensanchar las pistas, sino cumplir las promesas del "Túnel" hacia Surco. La verdad, no me convenció. Una propuesta tan manoseada y repetida por tantos años no ha dado frutos, más bien por la falta de coordinación interdistrital y por el exagerado crecimiento demográfico de La Molina, principalmente en la zona de las Viñas. Si por mi fuera prohibiría de inmediato la compra de más terrenos e invertiría el dinero gastado en dicho proceso en el mejoramiento de lo que ya existe.
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Es nostálgico pensar en esos años cuando no existía ni Monterrey, se podía pedir un aventón (por supuesto que te lo daban) y conocías a los pocos vecinos que en ese entonces había. Nostálgico e inútil. La Molina ya es un distrito urbanizado al 100% (y sigue creciendo) y hay que tratarlo como tal (lamentablemente). Ya no se pueden pedir aventones por lo peligroso (igual no te lo darían), ya cerró Monterrey y ahora hay un gigante llamado Molina Plaza y en la noche puedes pararte a la altura de la Av. Raúl Ferrero para ver como las lucecitas de los postes y casas se extienden más allá de lo uno podía imaginarse hace unos 10 años.
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Tal vez, lo escrito líneas arriba dé la impresión de que mi perspectiva sea de una persona que no conozca más allá de su burbuja, pero créanme, esa burbuja ahora es más grande que muchos otros distritos adyacentes.

lunes, setiembre 11, 2006

Manolo vs. Miguel

Caminando una noche de tantas por Miraflores, buscando como es costumbre un lugar para comer, llegamos a "Manolo"; así es, el local donde venden churros.
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Entramos, nos sentamos y esperamos a que el mozo se acercara. Hasta ese momento mi distracción sólo me llevaba a observar a un grupito de señoronas muy arregladas, con manos de nunca haber lavado ropa, ni arrugas de preocupación, sentadas al fondo del local. Pocos minutos más tarde, el mozo me saca abruptamente de mi concentración con una mala noticia: la carta.
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Yo había comido en "Manolo" en anteriores ocasiones con mi familia y nunca me percaté, hasta ese momento, que era un insulto a la pobreza. Pero, ya estaba ahí, sentado y leyendo la lista de precios, mientras que Jennifer- mi enamorada- hacía lo mismo. Como nuestra intención no era otra que comer algo, y no celebrar una ocasión especial, no llevábamos tanto dinero como en ese momento necesitábamos. Así que riéndonos llamamos al mozo. Ella se pidió un milkshake y yo una combinación perfilbajeada de churros y chocolate.
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La verdad, la combinación que yo pedí no era para nada lo que yo me esperaba según el precio y el lugar. Los churros no tenían relleno y el chocolate era practicamente un muss, que sólo lo podía llegar a terminar si fuera una suerte de winnie pooh contemporáneo.
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Más o menos al quinto churro, llegaron 2 parejas incautas de jóvenes con pinta de universitarios. Al parecer habían llegado a ese lugar por el mismo motivo que nosotros: por pura mala suerte. Las chicas estaban despreocupadas, mientras los chicos se miraban sorprendidos y desesperados. Aún después de 5 eternos minutos no lograban entender qué diablos hacían ahí. Por un momento pensé que serían un tanto más valientes que nosotros, pues comenzaron a darse ánimo a si mismos para pararse y salir con la frente en alto sin importar el qué dirán. Sin embargo, el valor no les fue suficiente.
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Mientras ellos exigían sus mentes al máximo para hacer el pedido más efectivo si tanto efectivo, yo seguía luchando contra mi taza de muss, jennifer seguía tomando su milkshake de fresa a cuentagotas y las señoronas hablando huevadas.

Dos horas más tarde nos podían encontrar en "Miguel" comiendo un gigantezco plato de salchipapas superespecial.

sábado, julio 29, 2006

Feliz 28

La primera muestra involuntaria del carácter del abuelo fue su llegada a las ocho en punto de la mañana al lugar donde previamente habíamos acordado encontrarnos. Yo había llegado cinco minutos antes por temor a llegar tarde; pero, "a las 8 en punto era la cita, ni antes ni después, esa es la cosa", señaló.

Éramos tres: "El Comandante", mi abuelo y yo, en un auto con lunas polarizadas; dirigiéndonos a un evento, que para mí era más como una aventura. Llegamos rápidamente al Centro de Lima con el "Comandante" al volante.

Al estar muy cerca de nuestro destino, se nos presentó la primera prueba de la mañana: un cordón policial lleno de motocicletas y mujeres policías al teléfono. Nos detuvieron por un segundo, tiempo suficiente para que me resignase a dar media vuelta y regresar, pero una mirada cargada de poderes hipnóticos del abuelo a la policía que osó interponerse, logró que pasaramos sin problemas. Dos minutos más tarde apareció derrepente una nueva prueba: un redoblado cordón policial, con acceso aún más restringido, el doble de motocicletas y camionetas resguardadas por policías con caras de ningún amigo. Esta vez, la hipnosis no sirvió. Las dudas no tardaron en asomarse y la expectativa desbordaba. De pronto, mi abuelo sacó un as bajo la manga, o mejor dicho, un carné de la billetera. Después de leerlo, "Buenos días señor, pase por favor", dijo el policía esbozando una sonrisa ligera, mientras yo esbozaba la mía desde el asiento trasero del auto.

Nos estacionamos y decidimos esperar, era aún muy temprano para ir caminando por ahí como un "pelotudo" (una de las palabras favoritas del abuelo). La ceremonia comenzaba a las nueve y media de la mañana. Yo seguía a la expectativa, no tenía ni idea de cómo iba a lograr entrar, no tenía invitación, no tenía cara conocida y mucho menos poder en ese lugar. Sabía que si algo fallaba lo único que tendría que hacer era salir caminando con la frente en alto, tomar un taxi, volver a mi casa y seguir durmiendo.
No tardó mucho para que un policía se acercara a pedir que estacionaramos el auto en otro lado porque era un área restringida. Esta vez, le tocaba al "Comandante". "Vaya a hacer su trabajo, usted sabe coómo es su gente" arguyó mi abuelo. Nosotros nos quedamos dentro del auto esperando nuevas noticias.

A los pocos minutos, veía a media distancia a nuestro "Comandante" haciendo migas con distintas personalidades, conversando, riendo, saludando de mano a cuanta autoridad policiaca se acercaba. Al parecer, el único sin poderes era yo. Luego, regresó "El Comandante" con actitud airosa y nos dijo que no había problema, que podíamos pasar.

Era el momento de la verdad, salimos del auto, le alcancé el saco al abuelo y nos dirigimos a la entrada final del Congreso. Al principio todo parecía estar bajo control, hasta que me separé sólo dos pasos del abuelo y fue cuando alguien preguntó por mi invitación. "Bueno, hasta aqui llegué", pensé. Mi abuelo ya estaba a una distancia en la que era inadecuado gritar para pasarle la voz. Milagrosamente, volteó para decirme algo y al ver que no estaba a su lado, regresó en un santiamén agitando una invitación en su mano diciendo que era la mía, cuando los dos bien sabíamos que era la de él, aunque él no la haya necesitado ni por un segundo (hasta ese momento).

Entramos.

Ni bien comencé a subir los escalones el abuelo me dijo que debíamos tener cuidado, porque aunque uno no se diera cuenta, las cámaras te estaban mirando y sería muy deshonroso si nos ven por televisión hurgándonos la nariz. Un minuto más tarde, mi padre llama con voz inflada de orgullo para decirme que acababa de vernos subiendo las escaleras por televisión.

Mientras buscábamos una buena ubicación, pasamos por donde estaba colgada una pintura de mi abuelo con una banda blanca y roja. Nos deteníamos en todo momento para saludar o ser saludados, aunque, hablar en plural en esta ocasión me convierte en un mentiroso. Una mujer muy agradable a la que ya había saludado mi abuelo minutos antes, regresó para tomarlo de la mano y llevarlo, conmigo de cola, a nuestras ubicaciones. Poco más tarde, supe que esa amable mujer era una recién electa congresista. Pues bien, nos ubicamos en lugares con una vista envidiable, y apenas lo hicimos, no se hicieron esperar las pasadas de voz: "¡Lucho!", "¡Compañero Lucho!", los saludos, las palmaditas en la espalda, las sonrisas, las felicitaciones y las señas de éxito. Hice mi parte tímidamente, conociendo a algunos personajes que se sentaron a mi lado, haciendo comentarios, preguntas y más que todo, asintiendo a la mayoría de cosas que me decían. Escuchamos los discursos, nos burlamos de uno, aplaudimos el otro y se acabó.

Antes de salir, mientras decidiamos si ibamos a Palacio, brindamos con ponche y biscotelas, conocí a Luciana León y seguí brindando con una copa más.


Al final, optamos por irnos a casa, mi abuelo me había dado la oportunidad de elegir a mí si seguíamos con la visita a Palacio o nos ibamos, aunque él prefería irse ya que no le agradan mucho esos momentos donde las relaciones públicas son el principal objetivo.

La verdad la pasé bien en todo momento, y no por la ceremonia, sino porque fue bueno compartir con una gran persona, desde las ocho en punto de la mañana hasta el final del día. En pocas palabras, me sentí orgulloso de ser nieto.

Pd:
Abuelo: Luis Alvarado Contreras. Ex Presidente de la Cámara de Diputados y del Congreso. Fue deshabilitado en el Golpe de Estado de Fujimori el 05 de Abril de 1992. Aprista. Automovilista. Abogado. Y, sobre todo, abuelo.

jueves, julio 13, 2006

Reniec. De trámites y horarios

- No señor, no puede pasar, ya cerramos.
- Señor, pero si sólo he salido por un minuto. Mire aqui está mi ticket.

Esa mañana llegué con bastante tiempo de anticipación (11:30 am), tomando en cuenta que el horario de atención de la Reniec averiguado por teléfono, por internet y en el letrero colocado en la fachada del local decían horario de atención hasta la 1pm, y que además sabía que todo eso era mentira; pues el fin de semana pasado había ido y ya estaba cerrado a las 12:45pm.

En fin... era casi mediodía y estaba tranquilo esperando mi turno (sólo faltaban unas 15 personas). Me senté al lado de una niñita que no dejaba de mirarme, pensé que lo hacía para jugar, pero luego me di cuenta que había usurpado el sitio de su papá y que su mirada no significaba más que rechazo.

Esperé unos minutos tratando de ganar el duelo de miradas hasta que me rendí, el amor por su padre pudo más que el capricho por mi sitio. Decidí salir a saborear mi derrota, cotejé mi ticket con la TV previamente, y había tiempo. Afuera en la calle, un chico estaba a punto de zamparle un puñete a uno de esos tipos que se paran en la puerta a ofrecerte tomarte fotos para tus trámites. En medio de mi concetración por averiguar cuál era el motivo de la pelea, escuché un ruido de llaves detrás de mi y me di media vuelta. No podía creer lo que estaba pasando.
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El mismo tipo que me dijo que había llegado tarde (12:45pm) el fin de semana pasado, me estaba cerrando la puerta de nuevo. Pero, esta vez yo tenía un as bajo la manga: mi ticket. "Señor, no cierre, espere a que pase", le dije confiado mostrándole mi ticket. Un rotundo NO es lo que obtuve como respuesta. "¡¿Qué?!" Señor, pero si estoy acá, míreme. He salido un minuto nada más, acá está mi ticket, ¿cómo va a cerrarme?". "No señor, ya le dije que cerramos y apretó el candado con fuerza como diciendo "No jodas", y se fue caminando hacia dentro mientras me dejaba hablando sólo con el vigilante, un reverendo imbécil. "Espera, voy a hablar con él", me dijo este último haciéndome una seña de confianza". Obviamente, nunca volvió.
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Me quedé allí, esperando ingenuamente, mientras me veía reflejado en la puerta de espejos que me separaba de los afortunados que se quedaron adentro.
Hasta ahora sigo indocumentado.

South Park

- Stan: ¡Devuélvanos nuestro dinero, esta película es una mierda!
- Boletero: ¡¿Cómo?! Pero si nos demuestra todo el sufrimiento que pasó Jesús para salvarnos de nuestros pecados.
- Stan: Eso lo enseñan en misa, el cine es para diversión y no me divertí, así que déme mi dinero. ¡Esta película es una mierda!
- Kenny: /%$=/&

martes, mayo 23, 2006

Tiempo

Presione 1 para escuchar sus mensajes de voz. Usted tiene 1 mensaje. - (2:37 a.m.) Renzo ¿dónde estás? Ya es tarde. Son las dos y media - (3:25 a.m.) Hijo, son las tres y media de la mañana, ¿a qué hora regresas? Son las 9:30 a.m. de un domingo cualquiera. Hago un gran esfuerzo por alcanzar el televisor para prenderlo (la tele de mi cuarto es de esas antiguas que no tienen control remoto). Enredado entre las sábanas y el cubrecama, comienzo a recuperarme de las heridas de las horas pasadas.

Como temía, mi viejo se acerca a mi cuarto y me dice: "hijo, ¿como estás? ¿a qué hora llegaste?" (sabiendo muy bien la hora en que llegué). "A las dos y media, papá" (sabiendo muy bien que no me va a creer).

Mientras nos miramos mutuamente pensando en todo lo que nos gustaría decirnos el uno al otro, pasan unos cuantos segundos y finalmente se rompe el silencio con un "aprovecha que tienes todo el día, ahi tienes la computadora. Avanza la tesis hijo, avanza."

La tele sigue prendida y yo me quedo echado un rato más, tratando de demostrar inútilmente que no me voy a levantar por obligación, sino por mi propia voluntad. Pasan unos minutos y la tele sigue prendida. De pronto, el hambre. Gracias a ella logro salir por fin de la enredadera de sábanas y voy a la cocina en búsqueda de cualquier cosa digerible, siempre con cautela para no cruzarme con nadie que me mire a los ojos; aunque creo que el único que piensa que actúo mal soy yo mismo...No, me equivoco, mi mamá piensa exactamente lo mismo que yo.

El tiempo pasa. Los domingos se repiten. Cada vez que los miro detenidamente me doy cuenta que son más viejos. Las canas luchan con más fuerza para no desaparecer. Las arrugas, la piel, la postura de los cuerpos al sentarse, toda señal de que el tiempo pasa se posa sobre ellos. Lo peor, es que siguen trabajando para alguien más, siguen preocupándose por alguien más, siguen viviendo por alguien más.
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Es mi culpa.

martes, mayo 02, 2006

Paradero

- ¿Dónde bajas chino?
- Paradero bajan.
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Lo primero que hice fue dar un par de pasos al costado una vez que me encontraba pisando tierra firme. Estando fuera del alcance de alguna potencial piedra o de un irracional insulto seguí caminando un poco más tranquilo. La "loca" parecía inofensiva en ese momento, al menos con la gente real; ella parecía estar absorbida en una discusión sobre algún asunto importantísimo con alguien que derepente existió alguna vez.
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Llegué a un determinado punto en el que podía ver a la "loca" de un lado y, al otro, un par de chicos bien vestidos riendo y conversando orondos sentados en un paradero, que justamente le daba la espalda a la primera. Era una imagen impactante, perfectamente compuesta, dividida exactamente por la mitad: la indiferencia expresada en su máxima expresión; dos situaciones tan distintas, pero que ocurrían al mismo tiempo y en el mismo lugar, cada una dándole la espalda a la otra.
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Pensé por unos cuantos segundos en lo que significaba esta instantánea. Luego en lo único que pensaba era sobre la mala suerte que tenía por no tener una cámara a la mano y poder hacer uso de ella.

lunes, mayo 01, 2006

Mea Culpa

- ¿Qué pasa? ¿Por qué no avanza?
- No sé, creo que lo ha parado un policía.

Como es costumbre, el chofer había bajado del vehículo para "solucionar" el problema. Sin embargo los minutos pasaban y los pasajeros se impacientaban. Ya no se hacían esperar las quejas, los golpes de los anillos en las ventanas, las miradas repetidas y ansiosas en los relojes de mano.
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Notando que la discusión estaba al alcance de sus reclamos, los pasajeros aprovecharon para recriminarle al policía por esta pérdida de tiempo (o sea por hacer cumplir la ley). "Perdónelo" decían. "No lo volverá a hacer" afirmaban. "No sea malito, pes jefe" rogaban. Una universitaria era la abanderada de esta manifestación. Un hombre grueso, de cuerpo y de voz, la secundaba temerariamente. Los demás eran el coro perfecto, excepto por la libidinosa pareja que no dejaba de sobarse en la parte de atrás.

El policía harto de estos irritantes gritos se defendió con este argumento: "Si lo dejo pasar, después dicen: policía coimero, que no servimos para nada y no se qué tanta cosa", "¿qué quieren de nosotros?" reclamaba. "Es más, deberían felicitarme" dijo sin mucha seguridad. Como era de esperarse, la gente no entendió razones y luego de reirse un rato, continuaron con los gritos. Confieso que también rei y que en este tipo de situaciones también he sido a veces uno de los protagonistas. Sin embargo, esta vez me bajé y sí, lo felicité... Claro, mi paradero estaba a pocos metros de donde nos encontrábamos
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